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sábado, diciembre 31, 2011

Perfect Sense, Ferran Adriá y Capacitados


Bienvenido año nuevo.

Pasan las fiestas decembrinas. Atrás ha quedado la agitación por la noche buena y la emoción de recibir la Navidad, pronto recibiremos el año nuevo. Para algunas personas, el año 2012, viene con un letrero de precaución, otros, más ingenuos, pensamos que las acusaciones dadas a este año entrante, si bien, no están precisamente sin fundamento, nos parecen un acercamiento negativo en la mayoría de los casos. Para qué adelantarse, démosle el beneficio de la duda a este 2012.

Cosa de familia
En estas fechas, vienen por contrato dos o tres kilos de más en nuestro cuerpo. Que si nos cuidamos o no, que si esto, que si lo otro... Realmente nada importa, la mayoría caemos víctimas de un despilfarre culinario. No es pleito el probar, el pleito es con las cantidades. Durante la Noche Buena se practica, en parte, La Gran Comilona. Quizá los únicos que podamos salvarnos de tremendo atascadero, somos los que cocinamos. Difícil es, para el que prepare la comida, sentarse a la mesa y comer con gusto. Poco importa la coquetería con que se presente la misma, son muchos aromas los que se quedan grabados en la memoria del cocinero, además de los sonidos (el agua hirviendo, el salteado de la cebolla, la licuadora, el timbre del horno, el choque de trastes, etc). Pero sabemos que eso es sólo una parte de la saturación a los sentidos, ya que, al cocinar, también tenemos que observar, y lo hacemos con la infinitud de gama que los colores de cada alimento nos permite, como el rojo de un tomate: crudo, asado, en aceite, licuado… 
Cabe decir que, en cada paso del proceso de elaboración de dichos platillos, uno debe estar al tanto (y más alerta) con los sentidos del gusto y del olfato. Es imprescindible probar y oler en todo momento... condimentar es un arte que estos sentidos dominan a la perfección para el gusto de cada persona y/o familia, pues, hacemos a los nuestros,  a “nuestro modo". Así, los chefs de cada familia, en estas fechas, poco saborean sus platillos con el mismo gusto que los demás. Pero existe el famoso y tradicional "recalentado", el cual, seguro no fue pensado en ellos, si no en los miembros de la familia que por alguna razón no pudieron acompañarlos durante la Noche Buena.
En lo particular, cosa que cocino, es cosa que no comeré. Me gusta comer, pero no lo mío; me gusta servir lo que preparo y sólo preparo lo que me gusta comer. Entonces, los mariscos, estarán siempre fuera de mi menú. No como mariscos, o pasteles de "tres leches", o cualquier cosa que lleve cajeta o pasas, higos, dulces de leche, fruta seca. No los como porque no me gustan, sí los he probado. Hay texturas en ciertos alimentos que no tolero, por ejemplo: la textura arrugada y pegajosa de las pasas; o la textura de un algodón de azúcar. Lo “demasiado” dulce, mejor conocido como “empalagoso”, no lo soporto. Mi paladar está más acostumbrado a lo que es crujiente o duro, o suave con pequeñas sorpresas crujientes, por el lado de las texturas; o agridulce y amargo, por el lado del sabor. Mi debilidad es: casi todo lo que lleve queso, los vinos secos, los cortes, embutidos, café y el cigarro.
Agrego que soy bastante intolerante con los aromas, al cocinar siempre aíslo la cocina del resto de la casa. Al terminar de preparar cualquier platillo, lo primero que pienso en hacer, si el tiempo y el momento lo permiten, es darme un baño rápido que elimine cualquier aroma a comida que haya quedado en mi cuerpo... aunque este fenómeno de intolerancia a los aromas se da, incluso (y con mayor obviedad), al comer en un restaurante, aunque tratándose de un restaurante de comida italiana, no tengo problema. Estos son detalles de mi personalidad obsesiva compulsiva que no van a ser modificados positivamente con el paso de los años. Por el contrario, creo que mi intolerancia se multiplicará. Pero de pronto llega una película para hacerme cambiar un poco de perspectiva o para hacerme sentir la estupidez de mis compulsiones.


Perfect Sense (2011), dirigida por David Mackenzie.


Un chef (Ewan MacGregor) y una científica (Eva Green) se enamoran 
mientras comienza una pandemia que priva a la gente de sus sentidos.


La historia inicia con imágenes de gente en distintas partes del mundo y una voz en off que se mantiene a lo largo de la historia en momentos donde se muestra lo cotidiano o la continuidad de la vida conforme se desarrolla esta pandemia de la cual nunca se llega a saber cómo se transmite y si hay alguna cura. Este factor de veracidad científica es un elemento que se toma por unos instantes, pero no se le da mucha importancia; es decir, en la historia no se busca mucho explicar de dónde proviene el virus como en otras películas. La más reciente que puedo mencionar es Contagion, donde hay una gala de actores hollywoodenses que, en realidad, todos parecen personajes secundarios, y esto es muy gratificante porque se le puede dar a la pandemia (creo que así debería ser siempre en películas con temas apocalípticos) el “título” de personaje principal.

La edición y las tomas, en Perfect Sense, por un momento me hacen pensar en el género documental. Hay una selección de imágenes que muestran el caos alrededor del mundo conforme la trama nos va mostrando la pérdida de los sentidos, éstas parecieran ser tomadas del archivo de la BBC. Lo cual es sumamente triste, pues estas imágenes de archivo son del mundo real: rabia, hambruna, desesperación, pánico, etc.

Existe un buen plot en esta película, y una de las lecturas que se le puede dar, es la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse a diferentes situaciones pues, no es sólo un grupo de personas las que pierden uno de sus sentidos, es la humanidad completa. ¿Y qué hace la humanidad completa cuando pierde uno de sus sentidos? Se adapta, hace todo para que la vida siga. Así, el espectador puede creerse la idea de que hay un “algo” que hizo esto y que, quizá, continúe privándoles de sus sentidos. Lo interesante es que antes de perder uno a uno los sentidos, las personas presentan un episodio drástico de emociones.

Michael, protagonizado por Ewan McGregor (actor del cual estoy enamorada por películas como Beginners, The Ghost Writer, Big Fish y, en especial, por The Pillow Book) y Susan (Eva Green), son personas con un cierta deficiencia para las relaciones sentimentales.

Susan es una epidemióloga que va saliendo de una desilusión amorosa, por otro lado, Micahel es un chef que parece ser incapaz de conectarse con sus parejas más allá de la relación sexual. Aquí, se puede hacer un paréntesis para mencionar que la singularidad del título sentencia toda la trama. En lo particular, me parece una lástima, pues da a entender que lo único que importa es el amor y que éste es el Perfect Sense. De ahí que la película haya recibido, en general, críticas muy desalentadoras. Pero hay cosas muy positivas, como el hecho de que, Michael, siendo chef, busca seguir deleitando a sus comensales de una u otra forma con sus platillos, independientemente de que las personas hayan perdido dos de sus más importantes sentidos para la comida: el olfato y el gusto. Teniendo el sentido de la vista, el tacto y el oído, Michael crea platillos cargados de colores, texturas, y que generen un sonido en particular. Pienso en un Ferran Adriá cambiando el mundo de la gastronomía.
En la vida real, si cabe señalar, Ferran Adriá ha deconstruído sus platillos para que generen emociones, creando o revolucionando las técnicas, desarrollando un nuevo lenguaje, implementando nuevos instrumentos para la cocina y tomándose de elementos de diseño para presentar estos platillos, haciendo novedosa la experiencia de sentarse en un restaurante a disfrutar y sorprenderse con los cuarenta, cuarenta y cinco platillos que servía en su restaurante El Bulli, en Rosas, Cantaluña, España, mismo que cerró en el 2011. Pero continúa abierto como taller de investigación y, a partir del 2014, será la Fundación elBulli, un centro de investigación culinaria que busca difundir el espíritu de elBulli. Por ahora, Ferran Adriá trabaja encabezando la Fundación Alicia (un centro de investigación interesado en la alimentación y la ciencia), impartiendo talleres, cursos y cátedras. Ferran Adriá es conocido como el mejor cocinero del mundo, sería aventurado tratar de describir todo lo que es y todo lo que representa un hombre como él, en un espacio tan pequeño como éste.


Un mini spoiler por Ferran Adriá
Avanzada la película Perfect Sense, perdidos los sentidos del olfato y el gusto, la pandemia hace que la gente pierda también el sentido del oído, esto me hizo recordar a Ferran, de nuevo, pues Ferran participó en un documental creado por Fundación Once titulado Capacitados. La misión de Fundación Once, cito, “consiste en la realización de programas de integración laboral-formación y empleo para personas discapacitadas, y accesibilidad global, promoviendo la creación de entornos, productos y servicios globalmente accesibles”. En Capacitados, el documental, que ha sido muy bien “tirado” o, mejor dicho, muy bien dirigido y editado, tres personas influyentes, entre ellas, Ferran, pasan un día de capacitación de mano de una persona con capacidades diferentes. Ferran tuvo el reto de trabajar en su restaurante elBulli, con un par de tapones y audífonos que eliminaban cualquier sonido. Esta tarea me pareció maravillosa, imagino fue difícil. Así como la película Perfect Sense, Capacitados, el documental, es una ventana a la realidad que muchos viven. Pocos tenemos conciencia de lo afortunados que somos de tener nuestros cinco sentidos intactos. No sé cuál haya sido la experiencia real para Ferran, pero en algún momento me pareció verle un poco desconcertado y desesperado.

Dicho esto, para mí, Perfect Sense es una buena película. Lleva los elementos básicos de una película apocalíptica, contada un tanto de forma poética, y mostrando a su vez una historia de amor. Es una película que realmente vale la pena ver, les hará ser más flexibles y disfrutar los colores, los aromas, los ruidos, las texturas y los sabores del mundo.



Cocinando con nitrógeno líquido:


Capacitados, el documental (Parte 1 de 3):






jueves, diciembre 15, 2011

Espresso

Por: Lucy Originales



Duele, duele mucho. Es como una taza de espresso. Eres un shot cargado de cafeína y has desaparecido igual, como un sorbo que no da respuesta, sólo preguntas: ¿cuántas cargas lleva tu espresso? Eres un sorbo que se atora en mi garganta; un sorbo que yaga. Antes de conocerte tenía un camino menos doloroso, lleno de incertidumbre, sí, pero tangible, el amor es todo lo contrario. Mi camino era de letras. Un camino de concreto, metódico, de una línea, algunas curvas y topes, puntos y comas; pero llegaste, contigo caminé por un mes a ciegas. He sido ingenua: siempre hay dos caminos y tú fuiste la “Y” en el mío, ahora no tengo rumbo. Nada ha terminado, pero parece también que nada continúa. Es estática a la medianoche. ¿Dónde estás? Mentí el otro día, dije que no podría escribir porque en mi pensamiento sólo estás tú, pero te has alejado para que te olvide, entonces, con la ausencia, vienen a mí las palabras, aquéllas que dijiste “se las lleva el viento”. Difiero, a las palabras no se las lleva ninguna cosa, sólo otro lector: uno que jamás conoceré, con quien jamás platicaré, a quien jamás besaré, ni abrazaré, mas siempre me llevará en su mente como te llevo ahora a ti. Las palabras están conmigo: las tuyas y las mías.
Regrésame a lo que soy contigo, o regrésame al día antes de conocerte, pues quiero saber no extrañar tu amor. Me conformo si me regresas veinte minutos antes de nuestro encuentro, antes de llegar al centro comercial. Si te parece más sencillo, espera a que termine mi espresso, espera allá afuera, tómate tu tiempo, camina, da vueltas, pero no entres, prometo que terminaré el café rápido aunque se queme mi lengua y saldré de inmediato por la otra puerta para que, cuando tú entres a comprar el tuyo, yo no exista en tu mirada, así jamás me harás amarte…

lunes, octubre 24, 2011

Yves Saint Laurent et Pierre Bergé: L'Amour Fou


Por: Lucy Originales
Detrás de un gran hombre, hay otro gran hombre y eso hace una gran historia de amor. Una historia que comenzó con y para la moda: la alta costura y lo "listo para usarse". Todo comenzó como un sueño. YSL soñó tener su propia casa de moda y lo logró marcando no sólo la moda en Francia, si no en el resto del mundo. Sus diseños se propagaron como esporas en el aire. Pero nada pudo hacerlo solo, detrás de YSL estaba Pierre Bergé, ambos, hombres de muchas y grandes pasiones alrededor del arte. El primero, amante de la obra de Proust; el último, con debilidad hacia la literatura, la pintura, la escultura y, sin duda, la música. Pierre es encargado de la Médiathèque Musicale Mahler, una librería multimedia con colecciones de música que datan del s.XIX y del s.XX. Dos hombres unidos con estas características, además de aquellas otras que los hacen completamente distintos, dejan una historia. 

Realmente no soy quién para hablar sobre el mundo de la moda. Visualmente muchas cosas me gustan, en la práctica, pocas cosas van conmigo. Pero me declaro culpable por el gusto hacia lo bonito, lo elegante, lo sencillo, y si tiene una gota de "porno-soft", mejor. Esto no significa que sé vestir bien, dependo en un 75% del buen juicio de mi madre que ha elaborado un estilo que va conmigo, basándose en cortes simples, una paleta de colores muy pobre (si se les aprecia sin matices: morado, gris, negro, blanco) y telas y texturas muy particulares. La industria de la moda para mí es un atractivo visual. Los diseños y la forma de presentar esos diseños en pasarela, como performance, son una muestra tangible de la genialidad del ser humano. Todo este trabajo se crea, como muchas otras áreas, a partir de una idea, esa idea se genera  de un todo que vivimos, sentimos, olfateamos, etc. A veces estás ahí y sólo llega. La idea se crea sola y se va preparando con el tiempo y luego explota. Entonces, la moda, como arte, como generador, como productor y plataforma de ideas con influencia de muchas áreas, me gusta. La pasarela es mi parte favorita. Soy amante del resultado final (en general), es decir, los procesos no son lo mío,  a menos que estén documentados y pueda verlos porque, entonces, hablamos de una historia. Todos somos historias en potencia y hay historias que terminan sin aviso, como un corte tajante a una superficie que la deja lisa y por la que te resbalas al vacío y es practicamente imposible dar marcha atrás en el camino. 
Sin embargo, como humanos, hay historias que nos gusta revisar en búsqueda de respuestas para crear una guía que sirva en el futuro. No es la búsqueda de la verdad, es sólo una revisión del pasado, y cuando se estudia, la perspectiva cambia. Jamás había estado interesada en la moda hasta el clip Deconstruction por Alexander McQueen. A partir de ahí, todo mi pronóstico negativo hacia el mundo de la moda, cambió. No había visto (quizá esto hable de lo pobre que soy) un performance como ese. 

Entonces, fuí víctima... y una cosa lleva a la otra.
Con el 15° Tour de Cine Francés llegó el último documental de la trilogía sobre Yves Saint Laurent, el hombre detrás de la marca, misma que fundó junto con su compañero de vida y negocios Pierre Bergé.
La trilogía comenzó con dos documentales dirigidos por David Teboul, Yves Saint Laurent: His Life and Times (2002) e Yves Saint Laurent: 5 Avenue Marceau 75116 Paris (2002) y, finalmente, L'Amour Fou (2010), dirigido por Pierre Thoretton. Pero esta filmografía no es toda la aportación de YSL al cine. Su filmografía incluye otros documentales, además de las películas en las que trabajó en el departamento de vestuario.
El primer documental narra los inicios de Yves Saint Laurent con una entrevista a éste mismo. Inicios con tropiezos, con compañías complicadas, pero se muestra al YSL que él describió ser siempre: tímido, reservado, y con un pensamiento fugaz, desconectado, con mayor contraste en los últimos años de su vida.
El segundo documental es un tour íntimo a la casa de modas que abrió en el año 1969, donde formó un hogar con su equipo de trabajo, un equipo que se convirtió en su familia. Ahí, en Yves Saint Laurent: 5 Avenue Marceau 75116 Paris, comenzó una historia. 
El tercer documental (distribuído por Sundance Selects), que esperé con mucha emoción, es un repaso a la colección de arte y a la relación de YSL y Pierre Bergé. En el 2008, Pierre subastó la colección porque la historia detrás, terminaba con la muerte de YSL, pero esos objetos de arte, según Pierre, "merecen iniciar una nueva historia en otro lugar". 


El documental, por el lado de la subasta, genera en el espectador emociones encontradas. Es un largo camino por el que nos llevan. Nos presentan las piezas, los lugares y el toque sentimental que YSL y Pierre dieran a cada pieza de la colección. Este largo camino a la subasta hace que, cuando por fin vemos subastadas las piezas (un tiempo muy corto el que nos dejan ver) ya exista una emoción por parte del espectador y nos agitamos como si físicamente estuviéramos ahí o fuéramos parte de esa historia. Por lo tanto, el "objetivo" del documental se logra: mostrar la subasta. Creo que además, existe la oportunidad de ver a Pierre Bergé continuar con su propia historia. Me gustaría ver un documental sobre este gran hombre y todo lo que ha hecho a lo largo de su vida con una historia paralela a la que creó con YSL.

...quizá eso no es posible. 

Nota: los primeros dos documentales están disponibles en una página de videos por internet con subtítulos en inglés. Pueden dar click aquí.

miércoles, octubre 19, 2011

A Silver Mt. Zion: 13 Blues For Thirteen Moons

Me gusta o No me gusta.

Antes de que otra cosa suceda... hay que escuchar el álbum completo. Sin pausas, sin ruido ambiente, sin presiones de ningún tipo y sin haberse hecho expectativas de ningún tipo. Sobre todo porque esto es una extensión de GY!BE. Si no estás dispuesto a hacer esto, entonces no lo escuches.

Sí, prefiero GY!BE (y no nada más porque tienen un solo nombre...),  pero no me desagrada en lo absoluto el álbum 13 Blues For Thirteen Moons de ASMZ.
 

martes, octubre 11, 2011

Janela da Alma

Janela da alma (2001)
Por: Lucy Originales. 

Sinópsis. Diecinueve personas con diferentes grados de deficiencia visual, de la miopía discreta a la ceguera total, hablan acerca de cómo se ven, cómo miran a los otros y cómo perciben el mundo.
El escritor y Premio Nobel José Saramago, el músico Hermeto Pascoal, el cineasta Wim Wenders, el fotógrafo ciego Evgen Bavcar, el pescador ciego Arnaldo Godoy y el neurólogo Oliver Sacks, entre otros, hacen revelaciones personales e inesperadas sobre varios aspectos relacionados con la visión: el funcionamiento fisiológico del ojo, el uso de anteojos y sus implicaciones en la personalidad, así como el significado de ver o no ver en un mundo saturado de imágenes.


¿Recuerdas aquél primer día en que abriste los ojos?
Janela da alma es un documental escrito y dirigido por João Jardim y Walter Carvalho.
João Jardim  co-dirigió el documental Waste Land que fue nominado como mejor documental en la pasada edición de los Oscar. Es un documental que se acerca tanto al “dentro” de nosotros no sólo con el tema, sino, también, con la intimidad que se genera al entrevistar a alguien en un cuarto.
La visión parece ser un tema irrelevante para la mayoría de nosotros. En buena o mala medida podemos ver. Es algo que damos por hecho, como respirar. Parece que este documental tiene las respuestas que te harían ganar el millón de dólares. En efecto, hay documentales que intentan aclarar algún tema en específico, otros muestran la secuencia de eventos en la vida de una persona o hechos históricos, otros sólo documentan. Pero el documental que te hace pensar y no sólo te mueve ciertas hebras, el que genera una conexión entre las cosas o el que te muestra espejos (ventanas con ilustraciones), te hace entender, o estar más cerca de comprender algo acerca del otro. Las historias simples son las que ya no podemos ver, dice Wim Wenders. Así, para mí el amor: con lentes o sin lentes, es seguro que no se puede ver, pero todos tenemos nuestra propia interpretación sobre el amor, misma que es generada por un todo y, al igual que la vista, se va modificando a través de los años. La vista cambia, se debilita, como nuestra forma de pensar, se modifica cuan pasados y pesados los años. Somos frágiles al paso del tiempo. Un día despertamos y comenzamos a entender aquello que nos contaron los abuelos y comenzamos a mirar con los ojos de nuestros abuelos.

Y, quién se pregunta ¿cómo ve el otro?
Sí, parece una pregunta creada por el ocio, pero una vez hecha todo se corrompe, nos lleva a generar más preguntas. Janela da alma nos pregunta qué es mirar y qué miramos realmente. Diría Oliver Sacks (neurólogo y escritor) en el documental “lo que vemos es influenciado por nuestro ambiente(…) por lo tanto, nuestras emociones serán codificadas con las imágenes”. Entonces, cuál es la percepción que tengo de las cosas. Por qué. Qué factores condicionan lo que veo, el cómo lo veo y el cómo proceso esa información. Cómo ve el otro, por lo tanto, cómo me ve el otro. Y, aquél que no puede ver, cómo percibe las cosas… cómo me percibe.  ¿Seríamos los mismos si nuestra visión fuera distinta?
Un ejemplo claro es el del fotógrafo ciego Evgen Bavcar. Cómo puede ver una fotografía, si aquéllos que tenemos la oportunidad de ver, muchas veces, no logramos hacerlo más allá de nuestras narices, no volteamos al cielo, no conocemos las nubes, no nos damos cuenta de que las nubes son azules y son ellas las que dan el color al agua, o eso he visto. Evgen dice que “estamos ciegos porque en estos tiempos vivimos en un mundo de ceguera”.
En el caso de Hermeto Pascoal (músico brasileño de jazz experimental), si su visión fuera perfecta, ¿habría terminado haciendo música?, quizá sí, pero no con el estilo que lo caracteriza. ¿Habría sido distinto?

Conforme avanza el documental todo va teniendo más lógica, basta escuchar a José Saramago hablar sobre la desigualdad en el mundo (que hace afirmar lo que Evgen Bavcar dice sobre la ceguera entre nosotros) y, el acierto de en un futuro cercano tener 500 canales de televisión en casa (fenómeno normal en estos tiempos). Pero ahora buscamos el artefacto más novedoso para ver esos 500 o más canales de televisión. Saramago dice a esto “supongamos que 500 periódicos llegaran a mi casa todos los días. La gente me llamaría loco”. Tiene razón, ¡qué haces con 500 periódicos! ¿No es gracioso?, tenía una vaga idea en mi mente de quién era José Saramago y tenía mucha curiosidad de saber más, pero ahora sé, que para conocerlo un poco más no tenía que verlo, pero quizá tenga que leerlo más.

Cada persona entrevistada aquí me hizo conectarme, me hizo sonreír, pero Hermeto Pascoal y Evgen Bavcar me pusieron la "piel de gallina". Aún así, en mi lado personal, la identificación más grande que tuve con el documental (porque eso hace el documental, genera empatía,  te coloca un espejo) fue con las palabras de Wim Wenders (director, guionista, productor y fotógrafo). Mi interés por Wim Wenders comenzó después de que vi uno sus documentales: Buena Vista Social Club (1999), donde, Ry Cooder, unió a grandes músicos cubanos como Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Eliades Ochoa, entre otros, para grabar un álbum con el mismo nombre del documental dos, tres años antes. Sí, me hice fan de Wenders por mi debilidad hacia el son cubano.
En un día de pereza encontré otro documental: Cuarto 666 o Chambre 666 (1982), el cual filmó en un cuarto de hotel durante el Festival de Cannes del mismo año. Allí reunió y “entrevistó” a varios directores (entre los que se encuentra Jean-Luc Godard), e hizo una sola pregunta: ¿Cuál es el futuro del cine?
Qué visión debe tener una persona para hacerse esa pregunta en el año 1982. Ahora, esa visión, parece bastante atinada, y las respuestas que cada uno de los directores da, tampoco puede ser más acertada con la realidad que vivimos respecto al cine. Y es esa misma visión tan transparente la que hace a Wim Wenders explicarnos en Janela da alma, cómo se ve afectado nuestro encuadre a través del marco de los anteojos. Hasta que miré el documental entendí por qué los que usamos anteojos nos sentimos benditos. Sólo así podemos ver a detalle las cosas, ya sea que las tengamos cerca o lejos. Wim Wenders dice, de tal manera que me parece gratitud, que al usar anteojos encuadra mejor su escena diaria y es más selectivo con las cosas que observa. Esas palabras son una revelación para mí. Cuando usas anteojos por primera vez te cuesta un poco adaptarte a mirar sólo a través del marco. Sí, es raro. Pero luego, hay una ventaja: cuando no quieres mirar el bullicio, cuando estás cansado, o cuando la luz se vuelve intensa dentro de tu cabeza, tienes la posibilidad (como un niño que se tapa los ojos jugando  a las escondidillas), de quitarte los anteojos para no observar toda la escena, matizar los colores en al ambiente y, por qué no, bajar el volumen de todo el escenario con tan sólo no mirar “perfecto”.




El documental Janela da alma fue proyectado en la Cineteca Nacional, pero ahora lo pueden encontrar en la página de videos con subtítulos en inglés, francés y portugués. Quiero pensar que, después de verlo, no volverás, jamás, a mirar como lo hacías antes. No podrás volver a dar todo por hecho… sin embargo, ahora con estos ojos resulta complicado ver que la situación en el mundo es verdad.

Nota: Wim Wenders estuvo Da Volta ao Quarto 666 en el 2008 en un documental (corto) dirigido por Gustavo Spolidoro.

jueves, marzo 24, 2011

Rojo, picante, líquido, caliente.

No he escrito hace tiempo, porque no lo he tenido.
Ahora no puedo más, me encontré de nuevo conmigo ("misma"). He recordado quién soy cuando por mis venas corre sangre caliente, y me hace vibrar nerviosa. Pero según yo, es instantáneo y abrupto, como el Luis Felipe Edwards Carmenere que estoy probando en este momento, tan inmediatamente intenso que no sé si es la cantidad de vino que he tomado, por lo que se ha perdido.
Eso que me incita a escribir ahora es una de mis pasiones: los hombres y el sexo. En las posiciones que se requiera, así como con la ropa que se me de la gana o sin ropa, o con algo de ropa y los accesorios que me diviertan, y de todos los sabores. Sin embargo, nunca he recibido dinero a cambio de sexo porque no lo he querido, quizá podría recibir dinero por escribir sobre sexo, cosa que me han pedido ya.
Antes, cuando inicié en esto, no entendía bien por qué me buscaban los hombres para las cosas más bizarras como el "dejarte comer la concha y ser mi compañía", sólo tenía que hacerlo de vez en vez, pues esa persona que me lo solicitó es casado, obviamente, y decía "jamás tendrás que preocuparte por nada pues mientras me sea posible, nada te faltará". Vaya... y ¿el sexo?
Otros, que jamás había conocido, me encontraban en un café escribiendo y fumando, sentía mucho placer en el hecho de saber que no veían la forma de cómo acercarse a mí, me observaban por largo rato, luego se acercaban y yo sonreía. Recuerdo uno que se acercó muy seguro y dijo " te he observado y lo sabes, pero no logro entender qué tanto escribes en esa libreta", sonreí y le dije "nada en particular". Sucedió lo que ya esperaba, pidió sentarse junto a mí y charlamos durante el tiempo necesario sobre su trabajo y aquello dio pie a otra cosa al caer la tarde. Su trabajo lo mantendría de lunes a viernes en ese hotel, yo estaba en el restaurante del hotel, sutilmente me invitó a ser su compañía esos días y después de terminar mi café y observarlo pagar la cuenta, dije que sí.
Era bastante atractivo, vestía casual, pero con mucha armonía en toda su ropa, además de un planchado impecable en su pantalón y camisa.
Me preguntó si lo esperaría un poco para hacer los arreglos necesarios sobre la habitación, además de tomar un baño y pedir algo de tomar. Yo no podía pensar mucho porque lo tenía de pie frente a mí, me transportaba con la imaginación a su cuarto de hotel, desahogando mi hastío por el trabajo. Luego preguntó "de qué lado de la cama te gusta dormir", me reí bastante nerviosa y contesté "una persona me preguntó lo mismo hace mucho y terminó siendo uno de mis grandes amores". Muy pasivo y sonriente contestó "yo sólo estaré unos días y espero que después de esos días, tampoco me olvides, pero si no es mucha molestia, me gustaría saber cómo nos arreglaremos"

¡Ah, Dios! Qué noches tan lindas están en mi memoria. Esas noches que siento y huelo y deseo.

Después de muchos años comprendí que los hombres, más que mi debilidad, son una de mis pasiones: altos, delgados, gordos, chaparros; músicos, escritores, arquitectos, ingenieros, bailarines, modelos, actores; mexicanos o extranjeros; caucásicos o afroamericanos.
Sí, me gustan los hombres, pero muy pocos han logrado llegarme al punto en que sólo recordar sus miradas, sus caricias y sus palabras, siguen erizando mi piel y son ese grupo mínimo viviendo dentro de mi memoria sin haberme penetrado en el acto como aquél hombre, un artista, recién llegado a mi vida con una paciencia memorable. Me conoce de hace un año y apenas días atrás me tuvo frente a frente. Pero sólo me acarició la cara con su palma, con sus dedos jugó mis labios, y con toda su mano me tomó del cuello y le dijo a mi mirada "no voy a tener sexo contigo porque no eres sólo sexo, además eres caprichosa y siempre logras lo que quieres, pero si te doy lo que buscas, sólo será un momento".
Aquí es cuando me pregunto a mí misma en voz baja ¿acaso la vida no está hecha de momentos, de pequeños encuentros? ¿Será acaso una condición de ciertos artistas buscar algo más que sexo de mí?
Las noches pasan y el calor está lejos de disminuir, sólo me queda aguardar unos días más para buscar un individuo que me llame la atención y pueda darme, en una noche, ese momento que aquél artista no quiso darme.
Qué coraje, porque al final me daré cuenta que sigo deseándolo a él para que tome por fin sus palabras "sí, tengo ganas de abrirte ese culo hermoso que tienes y cogerte", en acción. El sexo tiene las mismas reglas que un guión cinematográfico: están hechos de acciones.

lunes, enero 31, 2011

A one time...

After a while and a couple of months of immediate and social encounters secretly performing our hard core wishes within a dream, we have finally developed our desire; it was quick, but enough for a second and a third encounter. Each time was perfect, but that first time was surreal: the kisses were given (mouth, neck, mouth-neck-chest and a bite); the touches were well played (arm, cheeck, arm-hips, hips-down); the mood was set; jeans off, panties wet and the hard fusil on screen...


Silence, sweet silence heard, eyes shot and a score: zero-one for the two sweaty pairs of legs. Contractions and a new score: zero-two... I'm an easy gal. 

There, lays a wife on the street (or another girlfriend hooked by the "swear I love you"). The wife of that "him", the desired and taken man for the night by another woman: me. The street and the woman walking wonder how well and perfect is he for children and home sweet home

Don’t judge me… don’t. I might have just saved your marriage, or your so called relationship. Every man is perfect for a night, flesh we are and we all must be eaten. But the woman on the street once loved, once lover of that man taken by another woman for the night, has never understood this is just pure sex, a one time. Or two... maybe three.