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miércoles, mayo 21, 2008

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Me veo como el capricho en la parada del camión, a la hora de una tarde, en días que parecen viejos, con aire pesado; te obligas a escuchar los pájaros de tu patio u otros zumbidos del mundo; te sientes sola; se te sensibilizan los labios y se te humedece la vida; escuchas, más allá de tu casa, un niño gritando, eso, te despierta un suspiro que empuja tus rodillas hacia fuera; escuchas un camión iniciando el freno de motor y me recuerdas en la almohada, con un golpe; se te encorva el tronco, aprietas los labios, te acaricias los vellos, te sinceras; recuerdas, la simpática esencia del jabón y nosotros, en la regadera; entonces, tomas el teléfono y me llamas, para que te cuente si se me ha olvidado que nos sumergimos.
Lucy Originales