Creative Commons

domingo, abril 25, 2010

Lo que uno encuentra en la calle...

60 pesos me costó este libro, es más, creo que hasta menos.
En efecto, es una cosa que no buscaba, pero qué bueno que nos encontramos.

sábado, abril 17, 2010

Sí que me he divertido...

 Torreón, Coahuila, México (hace unos años)

Mi última publicación la hice un día antes de ir a Guadalajara, con escala de tres días en Zacatecas, ahora ya regresé, hace diez días, más o menos.
Según lo que había planeado (para continuar con un proyecto que anda aterrizando cada vez con mejor dirección), ya debería estar regresando a Guadalajara para terminar la chamba. Desafortunadamente no me ha sonreído mi "torresmochas", pero ya no es nuevo, ya me he acostumbrado a que aquí en Torreón se me dan las cosas más lento. ¿Por qué?, no sé. Le podría echar la culpa al fut, pero "ps" ¿qué culpa tiene el fut?
"Si no es la tele, es uno", diría un amigo.
Mi abuela decía que uno no "brilla" en su propia tierra. No quiero darle toda la razón, porque ni que yo, de verdad, fuera un diamante en bruto para brillar, ni qué ocho cuartos. Pero siendo honestos, casi  siempre me ha ido mejor en otras tierras. Guadalajara no fue la excepción, todo se iba dando como cambiar la página de un libro. Pero uno escribe su propio libro, ¿no?

Entonces, ¿qué pasa en Torreón?
Me he fijado que Torreón es una ciudad con gente recelosa (y en estos tiempos, con mayor razón), para entrar a un círculo, cualquiera que sea este, la raza siempre está en guardia, con una ceja levantada y los ojos saltones comiendo tu presencia. En Torres, si eres un desconocido que quiere empezar a hacer algo, nadie te pela y de ahí nos vamos a: si te vistes así o asá; si vas a uno u otro lado a divertirte; si eres gay o eres bi o eres hetero; si eres rico o pobre, o clase media con aspiraciones a rico; si andas en carro o en camión; si vas al "estarbocks" o si te echas un café del "otso"; si escuchas la musiquita pendeja pop o no; y lo peor es que no hay de otra más que tener cierto gusto por el fútbol y amar al Santos.
No sé si hay forma para, pero a mí me gustaría que Torreón fuera un poco más ecléctico, pero sólo es elitista y no porque sepa elegir a su gente, si no porque la gente se congrega en grupos muy marcados, por lo poco que he visto, a mí me huele a que los torreonenses estamos muy seccionados, demasiado divididos y somos rete-mamones. ¿Por qué pasa esto?, no sé. ¿Cuestiones económicas? y de ahí , ¿cultura? o, simplemente un ¿"va-viene"?

Con todo y la leña demás que le estoy echando a Torreón, siempre que viajo y me llega la tarde en esos lugares ajenos (sí, siempre), sin importar la ciudad en la que esté, vienen a mi mente recuerdos que saltan como granitos de maíz convirtiéndose en palomitas. 
Son recuerdos de mi mamá y mi abuela (materna) en lo que fue una vez mi hogar que se construyó (bien o mal) en Torreón. 
Ah! esas tortillas de harina hechas con las manos de mi abuela y, el sartén con frijoles hirviendo al lado esperando ser machacados; desde una ventana de la cocina, la carretera lluviosa, la gente de "rancho" pasando por enfrente de la casa, iluminados por los destellos de los carros que iban a 100 km/hr.; mi madre , viendo sus programas por cable encerrada en su cuarto como un adolescente; y yo, viendo a mi abuela desde mi escritorio, imaginando que un día, describiría con cierta maestría estos momentos, lo cual no he logrado. ¿A quién no le saca un suspiro esto?, ¿cómo no mantener las ganas de regresar?
Yo siempre quiero regresar a Torreón, por más que sea un lugar que, bueno, admitámoslo, no es muy bonito, por lo menos no en cuanto a estética turistica, Torreón es una ciudad industrial, los que entran, por lo general es por chamba o porque tienen familiares aquí, dudo que sea por gusto, sin embargo, a mí siempre se me antoja regresar por unos días y, dos días después, la misma ciudad me hace huir de ella.

Pero... como mencionaba, hace una semana estuve en Guadalajara por cuestiones de trabajo y me pareció que en ningún momento extrañé mi ciudad natal. La verdad es que la pasé muy bien por allá: trabajo, conocer gente, alcohol, alcohol, alcohol... Uf! digamos que tan bien la pasé que ahora estoy pagando las consecuencias con una infección en la garganta y moco escurridizo. Jeje!
No estoy segura de que en algún momento deje de querer a mi Torreón, lo malo es que cada vez se pone peor en cuestión de seguridad. Creo este es el factor que influyó en mí para no extrañar Torreón. La libertad o la "seguridad" que uno puede sentir hacia su persona es, muchas veces, lo único que pedimos o queremos muchos. En Guadalajara la pasé muy bien, pude recorrer las calles a las 3 o 4 de la mañana sin problema alguno como lo hice hace siete años en mi ciudad (a mi abuela se le ponían los pelos de punta) y, de verdad, que no había problema alguno. Sí, seguramente hay de barrios a barrios, en todas las ciudades es así, pero en Torreón ya no importa el barrio, es parejo.
Extraño el Torreón de mi época. No deben hacerme mucho caso, es sólo que se me suman los años y la melancolía me llega con mayor rapidez. Ahora soy como esas abuelitas que dicen "en mis tiempos no se veía nada de esto...", y luego siguen con "Cuándo iba uno a imaginarse que vería este tipo de cosas".