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sábado, octubre 16, 2010

Títulos de cajón (lleno de lencería)

"Debo dejar de ser masoquista", es un pensamiento que tengo casi todos los días.
Ejemplos:
1. Leer en vez de escribir
2. Ver películas en vez de intentar hacerlas
3. Coger en vez de buscar a alguien que me deje tomarle fotos mientras está cogiendo con otro alguien
4. Dormir temprano los viernes para amanecer fresca el sábado por la mañana que debo levantarme a las seis y treinta de la madrugada para estar en cierto lugar.

Soy masoquista, me gusta sufrir buscando cosas que no debería.
Así pues, con los primeros minutos del nuevo día, se me ha ocurrido ponerme a teclear lo que pensé desde las seis de la tarde del día anterior. Muchas cosas se interponen entre mis instintos y yo: una película, búsquedas de fotografías, lecturas de reseñas, críticas de películas, búsqueda de gadgets, etc. Todo relativamente inútil, lo único bueno de esta noche ha sido reencontrarme con una entrevista hecha en el año 1966 a Stanley Kubrick.
La idea principal de este artículo inició hace un par de días cuando una amiga que estudia artes plásticas en la cd. de Guanajuato, compartió conmigo un cortometraje realizado por la escritora Sarah Kane titulado Skin. Veámoslo:


El cortometraje me trajo dos pensamientos muy fuertes: 1) Metiendo mis narices en lo que no me importa, específicamente lo que sucede en lo nacional, busqué hace unos meses varias corrientes políticas y terminé encontrando un documental sobre estos skinheads el cual buscaré y compartiré con ustedes más delante y; 2) la palabra Sadomasoquismo o BDSM. La parte de DS o disciplina y sumisión queda bastante claro en el cortometraje.

El sadomasoquismo es algo bastante mal digerido (y entendido) por la sociedad, si se le pregunta a alguien qué piensas sobre los sadomasoquistas, te responderán siempre que "esos weyes están enfermos" y esto es gracias a que sus conclusiones son en función de "sadomasoquismo + sexo", pero bueno... no sólo se trata de eso, dejemos a los psicólogos y psiquiatras responder o explicar esta parte.

En cuanto a lo que yo puedo decir sobre estas escenas del cortometraje es que no me molestaron nada las imágenes, pero no estoy segura que sea algo intolerable ante todo público, por lo tanto, no creo que grados más elevados (o escenas más gráficas) pueda tolerarlas y tampoco sé, dado el límite de mi imaginación e inexperiencia, cuáles podrían ser esos grados más elevados. Tendría que estar en físico para someterme a esas imágenes, sin ser partícipe. Pero específicamente estas imágenes, repito, lejos de molestarme, me agradaron y me "prendieron" el morbo. Esto me hizo recordar una sesión sadomasoquista light (calzones y calcetines en vez de estas cosas de cuero, látex, cadenas, etc.) que se dio de manera muy espontánea hace un par de años con un joven que, en ese momento, él tendría unos 21 o 22 años y yo 24 o 25 años.
Regresé a mis archivos fotográficos y desafortunadamente no encontré esas fotografías y no saben cuánto me puede, por lo que ya estoy planeando fotografiar una sesión sadomasoquista (light o no light). ¿Quiénes serán los valientes?
Culpo a mi amiga por regresarme el gusto a estas imágenes, siempre dicho que el gusto sólo es producto del morbo: observar, mirar. No me gustaría participar porque, aunque ya todos tenemos algún grado de masoquistas y/o sádicos y estamos en el papel todo los días en nuestra vida cotidiana, digamos que no me atrevo a entrar en "el juego", no me parece necesario y aun cuando intente con la imaginación colocarme en uno de los papeles: el que disciplina o el que es disciplinado, la verdad es que no le entro muy al estilo BDSM. Lo sé, me temo que los dejaré completamente desilusionados, pues no llego ni a sadomasoquista light.

... O prefiero no llegar. Siempre, en el hecho de conocernos, existe o se da la infinitud, nunca nadie sabemos a ciencia cierta, de manera totalmente consciente, de lo que somos capaces, pero otra parte de nosotros lo sabe y actúa a nuestro favor respondiendo a las posturas sociales y nos protege de actitudes auto destructivas.
¿Cómo hice entonces en aquella sesión sadomasoquista light con el chico? 
Sí, en efecto, en esa ocasión tuve que ser yo la persona que "disciplinaba", pero sólo para obtener las fotos, queda claro que esto lo digo de manera consciente, pero mi curiosidad me dice que el gusto por esas imágenes (o el morbo que me provocan), puede marcar cierta tendencia o gusto, pero digo que no porque en la vida cotidiana podría causar cierta adicción y... qué sé yo.

El adulto absorbe la juventud de su amante
En fin, siguiendo la conversación con mi amiga y, después de acusarla de despertar mi morbo, me envió una invitación para presentarme con un chico de 20 años que, según dijo, llenaría mi apetito sádico. La invitación me dio flojera, de verdad.
¿20 años?-, le contesté. No- continué-, a mi de 40 años para arriba, por favor.
Sí... lo acepto de manera totalmente abierta y los que han tenido la desgracia de conocerme lo saben muy bien, podría decirse que mi debilidad son los hombres que me doblan la edad, me enloquecen.
Pero así como en el juego de la vida y en "el juego" BDSM hay reglas, también en la idea de joven contra adulto, me parece que tengo ciertas reglas, para mí, la imagen de una mujer con un hombre que le dobla la edad, sólo funciona hasta cierto punto y cuando la mujer está en cierta edad, digamos que entre 17 y 23 años para la mujer y para el hombre entre 40 y 58 años, no más ni menos. Me preguntaron varias amigas por qué hombres de 30 y tantos años no, sin generalizar, puedo decir que los hombres de treinta y tantos años tienden a estar en etapas muy distintas, muchos están iniciando una familia, otros están divorciándose y, en ocasiones, no son ni económica, ni emocionalmente estables (sí, en estos tiempos, quién lo está), sin mencionar la experiencia sexual. Para cuestiones prácticas, como dice la canción "40 y 20".

Mi amiga se espantó con sólo leer mi respuesta "a mí de 40 años para arriba, por favor". Según lo poco que sé, ella ha sufrido un fuerte choque emocional con un hombre que le dobla la edad y eso la dejó bastante marcada. Decidió, entonces, que sólo aquél chico, hasta cinco años mayor que ella, podría ser candidato a una relación sexual y emocional, incluso, si es menor, mejor.
Sin importar las justificaciones que yo pueda dar a favor de los hombres que nos doblan la edad, sólo importa lo que ella opine, pero me apena mucho decir que "uno no es ninguno", ¿o sí?
Como pésima maestra que soy, puse algunos ejemplos a mi amiga a través de una serie de películas bastante comerciales que dibujan un poco el por qué sí y el por qué no y otras cosas que, si bien pueden verse muy bonito en pantalla, todo sale sobrando. Habría que vivir cada una de esas historias y, aún con ello, no se puede generalizar que todas las relaciones con hombres mayores terminarán de manera tan dramática o tan romántica como en una película o en una novela. Parece que la relación de mi amiga con su hombre que le dobla la edad, terminó de manera muy desagradable por cuestiones que sólo puedo discutir con ella, pero comentaba que una de las cosas que más le desagradaba era que el hombre se la pasaba diciéndole que era una chiquilla, que no sabía nada de la vida y etc. Yo no sé por qué se lo tomó tan a pecho, desconozco la manera y el tono en el que se lo decía el hombre y el por qué; pero recuerdo que, si bien no todos, sí la mayoría de los hombres que me doblan la edad, en algún momento de la relación, tendían a decirme las mismas palabras que le dijeron a mi amiga, pero a mí siempre me lo dijeron de una manera muy tierna y cuando yo me ponía en fase caprichosa.
De por sí las mujeres ya somos caprichosas, no imagino cómo es lidiar con una mujer o, mejor dicho, una adolescente caprichosa de 17 o 19 años. No quiero estar nunca en los zapatos de aquéllos que estuvieron conmigo en esas etapas, en algún momento también llegué a tener sentimientos muy negativos hacia ellos, ahora sólo puedo decir que los admiro y los respeto.
Bien es cierto que cualquier relación deja marcas, huellas que jamás serán borradas, pero todo llega a sanar y esto es labor del tiempo. Maldito tiempo, corre demasiado rápido y jamás lograremos llevarle la delantera, pero siempre enseña algo. Por eso le insistí a mi amiga que, "uno no es ninguno" y aquí está la lista de películas, de las cuales, por lo menos una, espero que toda mujer tenga la oportunidad de vivir y si recuerdo otra, la agregaré. No me dentendré en el "por qué" o "para qué" llenarse de historias como estas, sólo el vivirlas les dará la respuesta. 


NOTA: para ver el enlace sin salir de esta página, dar click derecho y seleccionar "Ver en otra pestaña" y lamento que los trailers estén en inglés, pero soy amante de ver las películas en el idioma original con subtítulos, pero no encontré los trailers con subtítulos.

1. An education (aunque no sea muy fiel al libro y la historia real) -  jamás podría decir que no he vivido algo como esto, por el contrario mil y una vez
2. Los Abrazos rotosBroken embraces - vean esta película muy atentos
3. Uff, Shopgirl - con todo y sus fallas de secuencia y dirección, es delicioso ver a Steve Martín lejos de un papel de comedia
4. 9 1/2 Weeks - da miedo al principio una relación como estas, pero Mickey Rourke está excelente
5. Brief Encounter - excelente si te gustan más los clásicos. Buen manejo de la historia y los personajes
6. The Pillow Book -  Peter Greenaway, con eso tienen. Si llegan a rentar esta película, denle chance con los primeros 20 minutos
7. 2046 - maestro Wong Kar-wai, no hay un "pero" en esta película. El hijo le pregunta a Wong Kar-wai: "¿es cierto lo que dicen los medios de ti, que eres un director muy romántico?" - Sobra hacer mención de la dirección, la preciosa historia, las acotaciones políticas, las referencias musicales, ¡ah!
8. Eyes Wide Shut (el enlace al trailer es en la página oficial de la película) - doctor Kubrick, no tengo qué decir más, pero espero que vivan algo así, si no lo han hecho, no detengan la búsqueda
9. Girl With Pearl Earring - sin comentarios, sólo suspiros... esto me recuerda a dos grandes maestros que he conocido
10. The Reader - "40 y 20" aplica para mujer contra adolescente, no soy muy fan de estas relaciones, pero conocí varios excelentes amantes que fueron instruidos muy jóvenes por mujeres mayores.

Estoy segura que he omitido muchas películas, algunas con mayor tono que éstas y menos comerciales, pero por el momento no recuerdo los títulos, buscaré en mis papelitos una hoja donde escribí una lista de películas "Tienes que ver"

Saludos.

viernes, octubre 08, 2010

Noches paganas

Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando tocaron a la puerta. Estaba acostumbrado a esas llamadas de madrugada, así es la gente: va y viene, y una visita inesperada siempre se recibe con gusto, pero nunca se tiene la certeza del bagaje de la visita: cerca del fin de semana puede ser un amigo borracho que no logra llegar más allá de la puerta de mi casa; o bien, iniciando la semana puede llegar un amigo sin quehacer que intentará meterme alcohol vía intravenosa si me resisto a tomar de la boca de la botella.

Esa madrugada tocó a mi puerta una chica a la que había visto unas seis veces desde que se mudó a la capital, justo en su segundo día nos conocimos en el ensayo que tuve con la banda de jazz (de ahí mi grupo de amigos borrachos). Ella llevaba un pantalón de mezclilla y una blusa tipo polo con rayas horizontales azules y unos zapatos de piso picudos muy simpáticos color café, no recuerdo si cargaba con bolsa de mano.
Se notaba su "extranjerismo" no sólo en su tono de piel blanco tostado que, luego de unos meses en la ciudad, regresaría a su tono normal.

En esta ciudad, sobre todo en el centro, donde se reúne el turismo, la mayoría o son blancos o son negros, no hay intermedios. Mejor dicho, casi no hay intermedios que resalten. Así que, de inmediato, noté que no era ni extranjera, ni local. Era un alma perdida, con sus ojos bien abiertos, sorprendidos por los colores y la vida nocturna de "hasta que el cuerpo aguante"

- Esta es una ciudad en la que no hay tiempo, pero sobre todo, no hay pedos... casi casi, con todo y lo mochos que son aquí, bien puedes caminar en pelotas y totalmente ebria y no pasa de que te topes a otro u otra que anda en las mismas y terminen caminando juntos y después en la cama... lo más extraño es que si se vuelven a ver, será en las mismas condiciones-, le dije.

- En mi rancho, a estas horas de la madrugada no hay gente caminando en el centro- decía en nuestras caminatas de regreso a mi casa. Sobre todo, la gente no camina-, continuaba-  todos nos movemos en carro o en el transporte público, qué esperanzas poder caminar tan libres del bar a tu casa sin pedos de que te asalten o te quiera violar un pendejo.

- No-, contesté-, aquí el violado, es el pendejo que te siga.

Desde esa noche, en el bar, hubo una especie de conexión entre ella y yo, de alguna manera me recordaba a mí a su edad. Lo más extraño es que desde entonces no he cambiado. Salí de mi casa a los dieciséis años y jamás regresé. Anduve de aquí a allá tocando y me casé con una mujer con la que tuve tres hijas, luego nos divorciamos y me volví a casar nada más y nada menos que con una "gringa" y luego nos separamos sin poder firmar papeles de divorcio.

Sofía, se llama la chica con ese look  de "extranjerismo", me recordaba mucho a mí. Ella había dejado su casa (en cierta forma) desde muy joven. Entre que hacía una cosa y otra, un día, simplemente decidió abandonar su ciudad natal al norte del país.

- No es que haya dejado mucho, si no que no dejé nada, no pertenecía a nada.

Y tenía razón, pero no era la ciudad, era ella, su impaciencia, su inexperiencia, su inquietud por aquello desconocido, por la vida pagana. Sin teorías y sin fórmulas. Cuando dejas el nido sólo hay una verdad y esa es buscar sobrevivir a como de lugar, quitando piedras y barro del pavimento y viajar con lo que te vaya dando el camino y el día a día. Para qué, nunca se sabe. 

- Me sorprende que me he topado con raza súper chida: tú y todos estos weyes. No sé cómo se dan las cosas, pero es chido que se dan sin pedos- decía en cada oportunidad.

La realidad es que son muchos los que llegan cada día esta ciudad que no podríamos detenernos a cuestionar y analizar los pasos que ha dado cada uno de ellos para dejarlos entrar en nuestras vidas, simplemente no hacemos preguntas. Se desarrolla una especie de sexto sentido y nos dejamos llevar por él. Les conocemos por lo que son, con el tiempo les conocemos lo que cargan en la espalda. 

Conocer a Sofía me tomó una mirada desde el asiento donde yo estaba sentado hasta la distancia que dos asientos marcaban entre nosotros. Cada que podía le sacaba la vuelta, me hacía tonto, pero no era ella quien me ponía en tensión, era el hecho de que yo tenía novia y muy bien puedo dármelas de que conozco a las mujeres y lo que esas miradas significan.

Continuará...

sábado, octubre 02, 2010

Orgy

Hay tardes de medio día en las que tengo clases con el Tío Flavio Becerra (fotógrafo), en ocasiones deja tarea.
Sonia Sieff fue una de esas tareas