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domingo, abril 15, 2007

Adelante Torreón, recuerda tu pasado

Por Lucy Originales


“Cuánto ha crecido Torreón… cuándo ibas a pensar en semejante tráfico” diría mi abuela (ahora) de copiloto, observando las gotas sobre el Diagonal Reforma.
El pasado diciembre regresé a Torres para las fiestas con la familia, donde existe una división de estados (es difícil partir el pastel en cuatro partes), sin embargo, se logra estar con cada uno de los integrantes sabiendo administrar el tiempo y, hasta pude escaparme en diversas ocasiones (siempre se extraña un ratito de soledad), recorriendo las calles de Torreón.
Me invadía la nostalgia conforme transitaban cuadras y cuadras de imágenes en un cortometraje de lo que ha sido, o fue, mi vida en aquellos parajes desérticos e industrializados: Hay vida en el desierto, recordemos el spot de un gobierno. Tomé la ruta Torreón-Matamoros a pie de carretera frente al cementerio e inició el flashback de oriente a poniente, bajé en la calzada Colón, caminé con rumbo a un punto impreciso, di vuelta en la solitaria y sucia avenida Morelos, ahí sorprendí los edificios en inmensurable descuido, toqué aquél que sirvió como refugio al Instituto de Servicios Educativos de Coahuila (que desde hace algunos años se llama Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila) y hoy sirve de cobijo para ratones y otros animales.
No dudo que los cambios -por lo general o casi siempre-, inclinan la balanza a lo positivo, pero el centro de mi ciudad sugiere el olvido. La avenida estaba sola y entregada a mi dado fechas respectivas y día domingo, la memoria no fallaba, imposible sería encontrar un “Café de la Esquina” para reposar un rato; llegué al Palacio Federal, crucé a la Plazuela Juárez donde ni las aguas celis estaban asediadas y los ornamentos de bancas, sirven ahora como punto de encuentro mañanero-dominical a parejas homosexuales que siguen tras los matorrales. Esta situación no debería presentarse puesto que el Pacto Civil de Solidaridad se puso en marcha desde el jueves 11 de enero de 2007, mismo que busca “promover la disminución de las conductas discriminatorias a un gran segmento de la población coahuilense”. Debo admitir pensé, los bolillos (y no los gringos) levantarían su masa en un “Sí” al igual que aquellos comandados por…, sin embargo, aun cuando no fue así, la Comunidad Gay no se rindió, empacó sus mejores ropas y viajó a Saltillo, apoyando el PCS; siempre he dicho, ya les tocaba, bastante hicieron en los últimos dos años para ser reconocidos, sin que esto implique ser señalados. Queda en claro que no es estrictamente para unas pocas parejas homosexuales, sino también para unas muchas parejas heterosexuales buscando “la ayuda y la asistencia entre dos personas”
Parece que estamos tomando muchos ejemplos del país vecino, “aguas” pues deberían preocuparnos ciertas declaraciones del nuevo gobierno que pone como primer interés la lucha contra el terrorismo, por lo menos el muro de la vergüenza ya no se levantará dado que los buenos amigos están pobres, como nosotros
No cantemos victoria, todo se puede, si no, preguntemos a las familias mexicanas si dejarán de consumir tortillones. Se dirán en México las palabras de Bush: “¡ups!, perdón, creo que sí me equivoqué”
Mi caminata continuó hasta la Plaza de Armas con cansados y temerosos pasos, ojos bien abiertos que no se acostumbran a la idea de dos Torreones en fin de semana; uno donde ha pegado con fuerza la modernización por el consumo, al estilo bolillezco (culpable soy también), aunque limitado para algunos tanto que el dinero es importante, mas no falta salir de perdido con un significativo vaso de nieve o cafezuco. No me atrevo a hablar bien o mal de los centros comerciales como atractivo para un paseo familiar dominical, incluso creo que da fruto, prueba es que hasta casinos tenemos en Torreón y la entrada de dinero es más grande que el vado del Nazas, sin embargo, ¿por ello se obvia (y justifica) el abandono del otro Torreón con sus calles y edificios: el centro, que guarda nuestra historia y cultura?
Se acercaba la hora de comida, la tripa rasgaba el estómago en busca de un taco, como buen mexicano pensé “a la panza no se le hace esperar, a la vieja, sí”, entonces encontré el café sobre la Morelos y llegaron los recuerdos de los recuerdos de mi abuela, tiempos danzoneros de “una expresión pura y elegante entre las personas que lo saben bailar”, como sugiere Sam, mi maestro informal de baile. “¡Ah! La abuela chévere”, pensé. Cómo le brillan los ojitos pausando nuestra conversación al recordar a tan excelente bailarín que fue mi abuelo hasta que llegó mi madre y sentó a la abuela para dar sus primeros pasos. Así fue como el danzón llegó a la segunda generación en mi familia, estancándose hasta mis veintidós primaveras cuando mis oídos y mi lindo cuerpo, tuvieron su primera vez danzonera (afortunada o desafortunadamente) en un lugar donde esta música sigue viva.
Hablo de Guanajuato capital, tierra con “sube y baja” que me gusta tanto; por las tardes se escuchan danzoneros en el Jardín de la Unión y otros días en la Presa de la Olla, todo esto contribuye a dar ese colorido tan peculiar de la ciudad (locura fue el FIC 2001 que tuvo como estado invitado a Veracruz, jóvenes de veintitantos perdían el pudor a equivocar un paso). El danzón aquí sigue vivo y es poco probable que llegue a perderse el gusto por el “baile netamente mulato y timbalero… un chancachan chacachacan chacan, con la misma clavecita” como diría el profesor de música Ubaldo Miranda.
Pero, ¿qué pasara con el danzón en mi amado Torreón?, no dudo que, así como yo, muchos jóvenes nos limitamos a decir que esa música es sólo para los abuelitos, únicos que mantienen éste con sus bailes para la tercera edad en las plazuelas de Torreón; sí, nuestros “viejitos” (palabra tan despectiva que no deberíamos usar), reviven con este baile y ¿qué sucederá cuando no estén nuestros abuelitos?
Seguramente hay un montón de cosas más importantes en las que se tienen bien puestos los ojos en este momento, pero esto es cultura, si bien una prestada, con el tiempo se ha hecho nuestra y habrá qué hacer algo por mantenerla, es ahora, en este preciso “momento”. Los torreonenses debemos tomar la palabra al gobernador que tiene entre sus prioridades el apoyo a la cultura, de otra forma, no sólo será el danzón lo que podría irse “6 feet Ander”, sino también nuestra parte histórica. Ya se dio un paso con el PCS en Coahuila. Guanajuato es una ciudad hermosa, tiene como ventaja que no se ha hecho una línea paralela en el tiempo, ha conservado su cultura, aunque muchos digan “Guanajuato no es lo que parece”, los que no tenemos “eso” que otros estados parecen tener, estamos en una búsqueda constante por ello. Buscamos lo que no tenemos, y cuando lo tenemos, olvidamos que existe. Creo que los guanajuatenses, sólo deben recordar que tienen una cultura muy fuerte y prácticamente presente en cada piedra, que no se olvide y que siga existiendo el apoyo para la preservación de la misma. De cualquier forma, en caso de no encontrar más danzón aquí o en Torres, ¡siempre estará Veracruz! Saludos a los torreonenses (y coahuilensen) en Guanajuato.

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