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martes, marzo 27, 2012

A man and a woman (1966)

Maneja con precaución.
El video C'était un rendez-vous de 1976 ha sido eliminado de varios canales de videos, pero aquí les dejo un documental.



 

Así como me pasa con las relaciones de tipo familiar, social, laboral o amoroso, la relación entre un carro y el hombre, no la comprendo. Un hombre puede llorar después de manejar a alta velocidad y no estoy hablando de las lágrimas que provoca la exposición al aire a velocidades altas, si no a la emoción, la tensión que se genera al manejar a alta velocidad; también pueden llorar por el solo hecho de ver la constitución de un carro; los he visto levantar la ceja atentos a los detalles de un carro que no conocen, atentos a los pro, los contra, y al final siempre hay algo que los sorprende, entonces sonríen como niños, vuelven a echar un vistazo al carro y puedes ver en un segundo que si el carro hablara, llorarían. ¡Pero espera!, qué pasa cuando se enciende el motor... allí es cuando el hombre que se ha enamorado de un carro, puede llorar. Realmente ver esto es maravilloso, pero aun así no comprendo, es decir, a mí emociona, pero no tengo ese "click", esa relación especial con un carro. ¡Porque no soy hombre!, es decir, ¿de dónde proviene esa pasión? ¿De dónde proviene ese amor?
Bueno, pero pienso que la única relación que pudiera llegar a comprender es la de un guionista con su guión, aunque, por mi parte, sigo yendo a terapia de parejas para llegar a comprender al guión; digamos que el guión no entiende que no siempre tengo la respuesta y que debe ayudarme un poco y fluir solo, ¿o no? Porque al final de cuentas, esto es un trabajo en equipo, ¿no? Pero bueno, no hablaré de cuestiones personales...
La relación entre un carro, la máquina y el hombre, no tengo que comprenderla, pero puedo llegar a disfrutarla y lo hago. Un ejemplo muy claro es el corto C'était un rendez-vous de Claude Lelouch, ¿quién no disfrutaría una cosa como estas? O bien, quién no disfruta un programa como Top Gear, o quién no disfrutaría ver una carrera de Fórmula 1, o presenciar un Rally. Bueno... a mí como voyerista, me encanta. Pero es sólo eso, es decir, nunca tendría los testículos para manejar un carro de carreras o un carro deportivo (no tengo los testículos, ni siquiera, para meter mis manos en la máquina de un carro) igual una motocicleta, es más, ni podría manejar una cuatrimoto. A todas estas cosas, endemoniadamente hermosas, me puedo subir, pero no manejar. Hay una línea que siento que no debo cruzar, por eso a los carros y a las motocicletas les tengo mucho respeto, tanto así que no los manejo, a menos que sea necesario; pero si hablamos de establecer una relación, un nexo con un máquina y una máquina que sea nueva y que tenga que manejar todos los días (lo cual considero absolutamente doloroso), debe ser una camioneta Dodge o una Chevy. No hay nada que me guste más que una camioneta.

Pero ¿por qué hablo de carros y velocidad y relaciones? Por la película A man and a woman de Claude Lelouch, si bien no puedo decir que toda la película me gusta (aunque eso no importaría mucho), sí puedo decir que hay secuencias que me parecen fenomenales, pero hay otras que no soporto. En general me gusta el guión, es muy bueno y eso, en teoría, es lo más importante, pero en la práctica se sabe que si todos sus otros elementos no funcionaran bien, la película no habría sido buena. El guión de A man and a woman es un ejemplo claro de equilibrio y balance, por lo que resulta una película muy aceptable y muy agradable y no era para menos que tuviera una serie de premios que, afortunadamente, no explotaron comercialmente la carrera de Claude Lelouch. Por un lado tiene esa parte de romance que me hace vomitar porque llega a la cursilería; pero por otro lado tiene estas magníficas secuencias con los carros que exaltan a cualquiera.  


La historia de una joven guionista, Anne (Anouk Aimée), que perdiera a su marido (un doble de películas), en un accidente en el set; y Jean Louis (Jean-Louis Trintignant), un piloto de autos de carreras que, tras un grave accidente en las 24 horas de Le Mans, perdiera a su mujer porque ella se suicidó. Luego de una noche en que Anne pierde el tren de Deauville a París, tras dejar a su hija en la escuela en Deauville, conoce a Jean-Louis, quien tiene a su hijo en la misma escuela y se ofrece a darle un aventón de regreso a Paris. / The film tells the story of a young widow, Anne (Anouk Aimée), a film script supervisor whose late husband (Pierre Barouh) was a stuntman who died in an on-set accident, and a widower, Jean-Louis (Jean-Louis Trintignant), a race car driver whose wife committed suicide after Jean-Louis was in a near fatal crash during the 24 hours of Le Mans. They meet at their respective children's school in Deauville. They share a ride home to Paris one night after Anne misses the last train, and their mutual attraction is immediate.


Spoilers
La película tiene toques de todo un poco, si bien puede ser una historia de amor cursi, también hay escenas de acción (no hablamos de carros que chocan, vuelan o se incendian... bueno sólo un poco; o un protagonista que parece tener mil vidas. No.), pero también hay algunas escenas de bastante tensión dramática. No sé bien si es intencionado o si mi maldito pesimismo ha sentido algunas escenas con esa tensión, es decir, hay momentos en los que solo puedo pensar en que a uno de los personajes principales le pasará lo peor (quizá sea, como me han dicho algunos camaradas, que soy una "amargada" y no quiero que ninguna historia de amor funcione.) Es una película de género drama/romance sencilla, honesta y vulgarmente limpia, o sea, pulcra y esto se combina con una fotografía que logra ser bastante interesante, muy bien salvada dado el poco presupuesto que había para hacerla. 
Me gusta que el tratamiento va más allá de la historia de una relación que se está iniciando, en realidad hay varias relaciones en esta película. La película inicia con la relación de los padres con sus hijos, cada uno de los personajes conviviendo de una manera muy íntima que me hace recordar aquella frase "tiempo de calidad". Luego, están las relaciones previas de los protagonistas. Muy al principio, mientras Anne y Jean-Louis se dirigen a París, esta comienza a contarle quién es su esposo, qué hace y entramos en el primer flashback de la película. Debo decir que esta es la secuencia que más me desesperó, no nada más porque no me gustó el trabajo del actor, si no porque no soporté escuchar samba y francés al mismo tiempo, pero en esta secuencia nos queda claro que para Anne, su marido era practicamente un Dios y esto nos ayuda para  justificar una decisión que toma Anne ya avanzada la historia. Más delante, también dentro de un flashback, vemos a Jean-Louis, su accidente y todo el drama que se suscita con su esposa y, contrario al flashback de la relación de Anne, este flashback de Jean-Louis, me gusta mucho, creo que fluye mejor. El papel masculino está mejor trabajado, está mejor detallado y las secuencias me parecen mejor logradas, quizá porque el director, que se encargó también del guión, estuvo bastante identificado con el papel masculino, por lo tanto, se logra, para mi gusto, mejor el papel de Jean-Louis y la prueba de ello es que resulta sensacional la secuencia de entrenamiento en la pista de carreras. Me gusta muchísimo un corte de audio en donde pasa de música, al sonido del motor de un auto de carreras que va iniciando la marcha. El sonido es maravilloso y creo que esta secuencia (que sigue a la secuencia del marido de Anne) fue lo que me atrapó para que me quedara en la pelícua. Me gusta mucho ver esta relación de Jean-Louis con su trabajo, con los carros. No imagino lo emocionante que pudo ser filmar parte del Rally de Montecarlo para esta película. 
Por supuesto, sin que quede al final, está la relación principal entre Anne y Jean-Louis, que se va tejiendo mientras se desmenuza todo lo anterior, un tanto en tono explicativo si se quiere, pero que no "concede" la respuesta para el espectador; realmente nunca sabemos si se van a quedar juntos o no, pues incluso casi al final de la película se estira esa cuerda dramática lo más posible hasta que nos da un resultado satisfactorio, un resultado que continúa siendo fiel a la historia. Así pues, esta fue una película que ganó muchos premios. 

Me quedo con muchas cosas positivas de esta película (sí, la cusilería se queda a un lado) y eso es, primero, que este guión es ejemplo claro de equilibrio y balance, como lo había dicho antes y; segundo, el comenzar una fijación por el trabajo de Claude Lelouch puesto que, después de A man and a woman y C'était un rendez-vous, me topé con el cortometraje "Irán" y causó una emoción extraña en mí. He tenido mil preguntas sobre Irán, preguntas que no quieren responderse leyendo, si no viviéndolo y esto es algo que sé que no pasará, por lo que este cortometraje me ha hecho sentirlo sin estar presente y logra hacerme sentir  melancolía por un lugar que no conozco. Pueden dar click aquí para el cortometraje. Sin duda, creo que estoy enamorada de ese Claude Lelouch a los 29 años (a esta edad dirigió A man and a woman) y por ello, quizá también me quede con algo de la parte romántica de esta película y entonces pueda pensar en  tragarme un último romance en mi vida.


Siguiente película Shame (2011) - Steve McQueen o Synecdoche, New York (2008) - Charlie Kaufman


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